Las adicciones sin sustancia, llamadas no tóxicas como la adicción al trabajo, a las compras, al juego o al sexo, son una realidad dentro de la enfermedad de la dependencia.
¿Qué es la adicción al trabajo?
Una actividad cotidiana puede convertirse en una adicción y requerir de un tratamiento especializado.
Cuando abusamos de una conducta, si el cerebro aprende a recompensarse con ella, va a necesitar cada vez más dedicación de la conducta adictiva. Dedicarle más horas de lo normal a una conducta concreta (en este caso al trabajo) puede ser un síntoma de adicción a una actividad profesional, esta necesidad hace que no sea algo voluntario sino adictivo.
La actividad laboral va impregnando cada vez más tu vida hasta terminar por absorberla. Sientes placer obsesivo al considerar los incentivos del éxito, el reconocimiento, un posible aumento de sueldo, comisiones, etc.
Causas de la adicción al trabajo
- Motivos socioculturales: La adicción al trabajo, puede ser causada por la educación inculcada de la cultura del esfuerzo. Los valores de la cultura del esfuerzo se basan en el esfuerzo continuo hasta llegar a conseguir las metas propuestas en cualquier ámbito, pero sobre todo se aplica en la actividad laboral. Normalmente, esta educación se inculca desde la infancia, valorando a la persona únicamente cuando hacía acciones de forma correcta desde el punto de vista de los tutores legales.
- Problemas familiares o de pareja: En el caso de que la persona esté teniendo problemas familiares, la actividad laboral suele servir de refugio o vía de escape para huir o evitar de este tipo de problemas.
- Economía: Es este aspecto, podemos encontrar 2 extremos; existen personas que tienen problemas económicos y necesitan trabajar la mayor parte del tiempo para poder subsistir; y en el otro extremo, existen personas que tienen una ambición desmedida por el dinero o poder.
Consecuencias de la adicción al trabajo
Le dedicas demasiado tiempo y esfuerzo al trabajo
Te consagras durante más horas al trabajo e intentas rendir mucho más. Además, las nuevas tecnologías lo han agravado mucho. Ya no ese trata de ir a la oficina, sino que podemos trabajar desde cualquier sitio y a cualquier hora. El adicto puede llevárselo a cualquier lugar según el dispositivo que utilice.
La casa se convierte en un lugar de trabajo. Si además es una profesión que se realiza desde el hogar, las excusas que te das suenan más creíbles en tu cabeza.
No puedes poner límites o decir “no”. Siempre coges más empleo o proyectos, aunque no puedas materialmente asumirlos. No sabes rechazarlos. El estrés te tiene sobreexcitado o colocado.
No eres capaz de desconectar. Ni estando enfermo
Esto va más allá de una preocupación o ilusión. Siempre estás comprobando los mails, el Google drive, los WhatsApps, etc.
Se trata de ser incapaz de dejar de trabajar y es peor durante los fines de semana, los períodos de descanso, en las escapadas familiares, viajes, etc.
De hecho, irás rechazando estas actividades que antes hacías con gusto. Es un claro signo de adicción, el desinterés por cualquier otra actividad. Fíjate si has dejado de hacer el ocio que te hacía feliz. Le echarás la culpa a otras cosas, pero es tu dependencia la que está detrás.
Alteras tus hábitos, que ya no son saludables
Pasas horas con la computadora en la cama o en el despacho hasta quedarte dormido encima. Duermes poco y no descansas bien. Te provoca insomnio.
Comes fatal y en cualquier lugar. Incluso de pie.
Es posible que consumas otras drogas. Quizás abuses del café u otra drogas para mantenerte más horas despierto. Los dependientes al trabajo pueden desarrollar otra adicción, como a la cocaína o fármacos, por ejemplo, para aguantar más.
No tienes tiempo para cuidarte. La tarea profesional es la prioridad.
Estás sufriendo. Aparece la frustración e impotencia
El rendimiento bajará según aumenten las horas de dedicación y el adicto no descanse bien. Le provoca falta de concentración. Por tanto, no puede trabajar bien. Es una pesadilla.
La posibilidad de no hacerlo bien te tiene en un sin vivir. Tu autoestima queda tocada. El estrés de la fecha de entrega o la finalización marca tu día a día.
Sientes ansiedad ante el fin de semana si te han organizado un plan
Lo mismo cuando se acerca tu fecha de las vacaciones. Te cambia el humor a peor. Ya no sabes disfrutar del tiempo libre.
No puedes dejar de trabajar aún sabiendo que te está trayendo problemas
A pesar de las reclamaciones de la familia y amigos, incluso de tu propia jefa, de las advertencias. Si te dicen que trabajas mucho te saca de quicio.
Dejas plantada a la gente en tu propia casa para encerrarte a trabajar en el despacho.
Tienes alteraciones del humor, irritabilidad, sensación de tristeza, pérdida de peso. Has cambiado y va a peor. Puede que te vuelvas impaciente, impulsivo, descontrolado, controlador, caprichoso, impertinente, obsesivo, exigente, déspota si tienes empleados, etc.
Está afectando a tu relación de pareja
Aun así sigues sin poder parar el ritmo.
Tu ordenador y tú sois inseparables y esto repercute en tu vida íntima. Problemas sexuales.
También afecta en la comunicación y la sensación de que no pasas tiempo con los demás. Y es que te estás aislando.
No puedes dejar de trabajar aún sabiendo que te está perjudicando la salud
Hay síntomas de que no estás bien. Estás somatizando todo ese estrés y sufrimiento. Tienes complicaciones médicas.
Además, lo niegas. E intentas ocultar lo que haces, llegas a mentir. Es la clave de la adicción al trabajo, pérdida de control y autoengaño. Pide ayuda si crees que puedes ser adicto a tu trabajo. Es posible superarlo.