La resiliencia potencia una visión positiva frente a situaciones desfavorables. Consiste en la capacidad de dominarnos a nosotros mismos en la lucha contra las desgracias o infortunios por las que pasamos. Refuerza la superación de obstáculos y marca el camino para volver a la calma tras experimentar una circunstancia traumática.
Sin embargo, este concepto no es muy conocido. Consecuentemente, muchas personas no reconocen la cualidad, no la potencian y ni siquiera aparece en su cartera de posibles soluciones. Por ello, queremos aclarar ciertos puntos acerca de la resiliencia.
La resiliencia concebida desde la psicología
La resiliencia se concibe desde una doble perspectiva psicológica.
- Por un lado, desde la psicología positiva. Es decir, centrándose en el campo del bienestar psicológico. Se dejan a un lado los fenómenos negativos de la persona para focalizarnos en sus fortalezas, virtudes y capacidades.
- Por otro lado, desde la psicología social. En referencia a cómo la interacción con otros humanos influye en nuestra salud mental y comportamiento. Así, la resiliencia, propone que, en una situación negativa externa, transformemos la concepción de dañino en beneficioso. Mostrando fortaleza y entereza para superarlo.
Factores que favorecen la resiliencia
Aunque una persona no tiene por qué nacer resiliente, sí que existen factores que potencian el desarrollo de esta actitud.
Las personas pro-resilentes ofrecen facultades mentales y cognitivas mayores. Un alto nivel de autoestima, la capacidad empática y la facilidad en resolución de conflictos favorecen su desarrollo. Asimismo, un contexto social óptimo, con unas condiciones socioeconómicas más altas y un ambiente familiar estructurado juegan a favor de la resiliencia.
Resulta significativo potenciar una actitud resiliente desde niños. Si éstos siguen una serie de pautas de comportamiento y aprenden a desarrollar una capacidad de juicio apropiada, hay más posibilidades que desarrollen una actitud resiliente en el futuro.
Pasos para potenciar una actitud resiliente
A pesar de los factores, cualquiera puede potenciar una actitud resiliente frente a condiciones complejas. Para ello solo hay que seguir una serie de pasos que pueden ayudarte:
- Conócete a ti mismo. La autoaceptación es el primer escalón. Debemos admitir nuestras debilidades, aplaudir nuestras fortalezas y procesar nuestros traumas. Esto nos ayudará a querernos a nosotros mismos y sentirnos más capaces.
- Rodéate de personas buenas. El apoyo social reporta beneficios ante una realidad crítica. Habrá momentos en los que nos sintamos con menor vitalidad. En este instante podemos acudir al favor de otras personas que hagan que la recuperemos.
- No temas al cambio. La vida está en continuo movimiento. Pasaremos por etapas más duras que otras, pero todo puede superarse. El cambio, al fin y al cabo, nos llevará al crecimiento personal y a la maduración cognitiva.
- Proponte objetivos factibles. Quizás estemos librando una batalla que no se gana en un par de días. Por ello, proponernos pequeños propósitos realizables es una opción óptima. Al alcanzarlos, cogemos más fuerza para terminar con los problemas más graves.
- Mira siempre el lado positivo. La negatividad es capaz de hacernos perder la perspectiva. Tenemos que fijar nuestra vista en aquello que nos aviva dentro del caos.
La adicción a las drogas puede estar motivada por experimentar una situación traumática. Asimismo, el consumo de drogas llega a desembocar en situaciones traumáticas posteriores. El seguimiento de una rutina diaria, la consecución de metas a corto plazo, el apoyo de los familiares y el refuerzo positivo también son claves en el proceso de recuperación del adicto. Así, el reforzamiento de una actitud resiliente llega a complementar los tratamientos frente las adicciones.
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