El alcohol es la droga que más enfermedades y consecuencias negativas produce en la persona que cae en su adicción. Entre tantas enfermedades desarrolladas por el alcoholismo, se encuentran las enfermedades nutricionales-carenciales. Y, una de ellas es el Síndrome de Wernicke-Korsakoff. En este post te damos la información que necesitas sobre esta enfermedad.
Qué es el Síndrome de Wernicke-Korsakoff
El etanol de las bebidas alcohólicas provoca unos estados de desnutrición o trastornos metabólicos por el daño producido a otros órganos. Los síndromes de Wernicke-Korsakoff representan estadios diferentes de un mismo proceso. Ambos se producen como consecuencia de un déficit de tiamina (vitamina B1).
El primero de ellos, el síndrome de Wernicke, se caracteriza por una triada de síntomas:
- Conmoción mental
- Movimientos involuntarios de los ojos
- Trastorno de la marcha
Su evolución natural puede llevar a la muerte o a la demencia de Korsakoff que afecta fundamentalmente a las funciones cognitivas superiores (memoria y orientación). Se manifiesta en forma de amnesia anterógrada (dificultad para crear recuerdos nuevos) o amnesia retrógrada (dificultad para traer recuerdos del pasado). Otros síntomas como la desorientación espacial-temporal y las confabulaciones (la persona rellena los vacíos de sus historias con invenciones que resultan verídicas para ella) también están presentes en este síndrome.
Pues bien, el alcoholismo es el factor que más se asocia con esta enfermedad. El etanol inhibe la vitamina B1 por lo que no se produce su absorción, si a esto le añadimos que los alcohólicos habitualmente sustituyen la ingesta de alimentos por la ingesta de alcohol nos encontramos con un organismo desprovisto de nutrientes. Muchas personas piensan que el alcohol tiene ya unas calorías pero estas son “calorías vacías”, no tienen ningún aporte nutricional, es decir, carecen de nutrientes como la vitamina B1, entre otros.
¿Cómo se diagnostica?
No es fácil diagnosticar estas enfermedades, detectarlas en su fase aguda es poco usual y se suelen diagnosticar post mortem. A veces los pacientes mueren en fase aguda y los que sobreviven pueden desarrollar trastornos de memoria permanentes. Sensibilizar a los profesionales para detectarlas permitiría promover actuaciones rápidas ante cualquier sospecha clínica.
La información aportada por los familiares sobre los hábitos de consumo del paciente serían también muy interesantes pero a veces no hay mayor ciego que el que no quiere ver. El consumo diario de alcohol para muchas personas es tan normal que si se produce una demencia de este tipo cuesta mucho trabajo hacerles entender que una de las causas puede ser el consumo diario de alcohol, algunas excusas suelen ser:
- «Si se lo mandó el médico»
- «Lleva bebiendo toda la vida y nunca le ha pasado nada»
Y respuestas como estas, cientos. Es la cultura del alcohol que hay en este país, tan enraizada en la sociedad que a ver quién es el desenraizador que la desenraiza .